Se van despertando sentires que hasta ese momento permanecen dormidos esperando a que ese ruido que en el día a día nos acompaña y nos arrastra vaya callando. Poco a poco fuimos contemplando la belleza del paisaje, el calor de hogar que se respira nada más entrar, la forma en que la familia, tan bonita, te acoge, los aromas de la maravillosa cocina donde el amor y el cariño que ponen se puede sentir en el paladar, los paseos llenos de calma y paz, el rio…Es un lugar que no deja indiferente y del que tanto mi pareja como yo nos llevamos preciosos regalos en forma de personas que te miran y acogen con todo lo que llevas y que con mucho respeto te acompañan en tu estancia. Un lugar sin duda especial al que se elige volver una y otra vez a respirar y a sentir.
